15/4/09

Razón del Mosquito


De pronto nos encontramos en la era del Mosquito. Mosquito con mayúsculas, cual nombre propio que ha superado en tiempo récord las diez mil aparaciones en los periódicos de un país entero y arroja aproximadamente 33.600 resultados en Google.ar. La era del Aedes Aegypti.
El bichito apareció en la prensa hace algunos meses, cuando intentaba instalar en el mercado uno de sus clásicos productos: la fiebre amarilla. Proteccionistas, nos cerramos y le hicimos minga al libre mercado de las enfermedades tropicales y repartimos vacunas donde había que repartirlas.
Pero el muy vivo se volvió a meter en escena aunque esta vez con su nuevo lanzamiento: el dengue. Ahora sí se puso bravo.
Con la FA el problema era lejano y sobre todo ajeno: el drama era tener que vacunarse si nos tocaba en gracia viajar a Paraguay o a las playas de Brasil a pasar el verano. Vacuna indolora, rápida, cartilla de vacunación expedida por el Ministerio de Salud Pública, y a otra cosa mariposa... o mosquito.
Y el mosquito fue a otra cosa: al dengue. Ahora, como pastor brasileño, el tipo está en todos lados, y te puede picar en cualquier momento, seas rico, pobre o muy pobre. Cualquier vasito con agua estancada es como un lago suizo para el mosquito que se posa un rato y pone cien huevos.
Lo más interesante, creo, son los mitos urbanos que se van dibujando: las costumbres del Aedes, que pica de día, de noche, a la siesta, tipo 16:41 cuando sale del gimnasio, que vuela largo, corto, que insiste, que apunta a los tobillos o al cuello, que está en todos lados, y de repente ¡paf!, uno mata un mosquito y abre la mano como entregando una ofrenda a sus hermanos temerosos y aguarda a que el mosquito no se haya estrolado irreparablemente para analizarlo y las opiniones coinciden: sí, es un Aedes.... Porque el Aedes tiene patitas largas con lunares o rayitas negras y todo el mundo anda poniéndose microscópico buscando Aedes por los aires bajos de nuestras ciudades infectadas.
Hay más, mucho más, porque el circo es circo y está lleno de colores. Periodistas, políticos, cuasi políticos, comerciantes, todos movilizados haciendo de las suyas, lindo panorama.

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